Carolina Guerrero Valencia
La participación política de las primeras damas latinoamericanas ha aumentado considerablemente en las últimas décadas. Ellas están siendo crecientemente identificadas como autoridades de gobierno, con capacidad para promover políticas públicas y tomar decisiones en el Poder Ejecutivo. La creciente importancia del rol ha permitido que algunas primeras damas adquieran mucho capital político y hayan decidido entrar a la arena electoral. Entre 1999 y 2016, veinte ex primeras damas se lanzaron veintiséis veces como candidatas a la presidencia, vicepresidencia, o el Congreso, resultando electas en diecinueve ocasiones.
A pesar de la activa participación de las primeras damas en política, la literatura especializada ha fallado en documentarla de manera comparada y sistemática. La literatura dominante sobre primeras damas se ha producido principalmente en los EE.UU.. Aunque existen estudios y biografías sobre algunas primeras damas latinoamericanas, escasean los análisis comparados que entreguen luces sobre su rol político.
¿Por qué deberíamos estudiar a las primeras damas?
El desempeño de las primeras damas amerita que sean consideradas como miembros de la élite política, y deberían ser estudiadas como un grupo particular ya que poseen características distintivas. Ellas no fueron electas popularmente ni tienen que rendir cuentas, pero tienen un puesto privilegiado en el Poder Ejecutivo, donde gozan de una alta visibilidad pública, pueden influir sobre la agenda del presidente y acumular capital político en beneficio propio. Por lo tanto, su involucramiento en política es distinto al de mujeres que entran a la política desde una posición de menor privilegio.
El estudio de las primeras damas también es relevante porque se conecta con tres asuntos de interés en política comparada. Uno es la personalización de la política, lo que ocurre cuando los votantes se identifican más con el liderazgo de un político que con el partido o la corriente ideológica que representan. La personalización de la política es un problema grave que afecta la competitividad electoral y la circulación de las élites en América Latina. La influencia política que pueden ejercer las primeras damas, tanto mientras están en el Ejecutivo como cuando se lanzan a un puesto de elección popular, está muy ligada a su individualidad. Segundo, las actividades políticas de las ex primeras damas pueden contribuir a la reproducción de relaciones endogámicas en la élite política. Las familias políticas poderosas son un fenómeno recurrente en América Latina, lo que tiende a restringir la competitividad electoral y concentrar el poder en pocas manos.
Finalmente, la participación política de las primeras damas se relaciona con una mayor inclusión de mujeres en política. Algunos estudios proponen que una consecuencia de que haya más mujeres en puestos de poder es que aumenta la aceptabilidad social de ver mujeres en política, y a la vez más mujeres se interesan en participar, generando un círculo virtuoso que permite reducir la disparidad de género en asuntos de gobierno.
Participación en política
En 2016 cuatro ex primeras damas latinoamericanas compitieron en elecciones legislativas o presidenciales. En su segundo intento por alcanzar la presidencia peruana, la ex primera dama Keiko Fujimori (1994-2000) rozó la presidencia al perder solo por el 0,5% de los votos en segunda vuelta, luego de que se formara una gran coalición de derecha e izquierda para apoyar a quien ganó, Pedro Pablo Kuczynski. Fujimori fue la única ex primera dama derrotada ese año. Airosas en sus candidaturas a la vicepresidencia resultaron la dominicana Margarita Cedeño de Fernández (primera dama en 2004-2012) y la nicaragüense Rosario Murillo (primera dama desde 2007 y en 1985-1990). En Nicaragua también triunfó María Fernanda Flores de Alemán (primera dama en 1999-2002), quien ganó un escaño en la Asamblea Nacional. Aunque el número y alto perfil de las candidaturas parece llamativo, 2016 no fue un año especial para las ex primeras damas; simplemente representa una tendencia creciente.
Las ex primeras damas que han sido candidatas han sido particularmente exitosas, resultando electas en todos los intentos por alcanzar un escaño legislativo. Asimismo, el número de candidaturas ha tendido a crecer con los años, proceden de todo tipo de países y varias primeras damas se han presentado como candidatas más de una vez, lo que sugiere una ambición consistente por conquistar y mantenerse en los más altos puestos del Estado.
Orientación institucional de las candidaturas de ex primeras damas en Latinoamérican
(1990-2016)
Fuente: Guerrero Valencia C. y Arana Araya I., 2018:48
Con Ignacio Arana, en el capítulo del libro “Mucho más que acompañantes: La irrupción electoral de las primeras damas latinoamericanas, 1990-2016”, argumentamos que la creciente normalización de la participación de mujeres en política, la politización del puesto de primera dama en casi toda la región, y la alta cobertura mediática de lo que dicen y hacen las primeras damas crean estructuras de oportunidad política favorables para que las primeras damas con ambiciones políticas compitan en elecciones. Y, dado el éxito de las primeras damas en las urnas, el camino parece prometedor.
Hasta ahora, la visión predominante ha sido considerar a las primeras damas que compiten en elecciones como simples herederas o delegadas de los presidentes. Sin embargo, a través del análisis de la trayectoria de varias primeras damas que han competido electoralmente, mostramos que existen dos perfiles dominantes. Uno, en consonancia con la visión tradicional, es compuesto por mujeres sin trayectoria política previa a convertirse en primeras damas, y quienes entran a la arena electoral para capitalizar la popularidad de sus maridos o padres. Un voto por ellas, entonces, suele ser interpretado como un voto por ellos. Aunque, tal como muestran los casos de Keiko Fujimori y Margarita Cedeño, con el tiempo algunas herederas se pueden transformar en políticas independientes, de tal manera que dejan de actuar bajo la sombra de quienes acompañaron en el Ejecutivo.
Un segundo grupo, ligeramente menos numeroso que el de las herederas, es el compuesto por aquellas que lanzan sus candidaturas tras haber tenido una exitosa trayectoria electoral antes de convertirse en primeras damas. Argumentamos que quienes pertenecen a este grupo deberían ser consideradas como políticas que usan de manera estratégica su posición protocolar como primeras damas para pavimentar un futuro electoral exitoso. Este tipo de primeras damas suele gozar de influencia en los gobiernos, por ejemplo, participando en el diseño e implementación de políticas públicas. Las primeras damas que tienen experiencia como políticas electas ya han demostrado su ambición de competir por un cargo político. Su socialización en la política les permite tener confianza en su capacidad para desarrollar una carrera política. Las esposas de los presidentes con conocimientos de política han comprendido, por lo tanto, la importancia de limitar su agenda y aclarar sus objetivos.
Las primeras damas y la élite
Las primeras damas son miembros de la élite política de facto debido a la influencia que ejercen en el Poder Ejecutivo gracias a su vínculo con el presidente. Conceptualizar así a las primeras damas nos permite entender más sobre una posición en principio ceremonial que, sin embargo, actualmente está aumentando la participación de mujeres en puestos de poder político. La conceptualización de las primeras damas como parte de la élite política también permite indagar sobre relaciones dinásticas de poder. En América Latina existe una larga tradición de familias que concentran muchos puestos de poder. El efecto puede ser particularmente nocivo en casos en los que las primeras damas ayudan a extender el poder del presidente, ya que eso contribuye a la personalización de la política en una región que padece de debilidad institucional para enfrentar ese problema.
No todas las primeras damas tienen el mismo grado de influencia. A pesar de lo difícil de medir y conceptualizar la influencia política que tienen debido a que parte de esa influencia ocurre en el ámbito personal y los presidentes tienen incentivos para ocultarla, identificamos patrones que nos permitan crear categorías de análisis para comprender la gravitación de las primeras damas en el Poder Ejecutivo. Para ello, con Ignacio Arana proponemos categorizar a las primeras damas en base a dos variables que nos permiten identificar su influencia política: experiencia política previa y participación en políticas públicas y clasificamos las 88 primeras damas que hubo en la región entre 1990 y 2016.
Influencia Política de las Primeras Damas
Fuente: Guerrero Valencia C. y Arana Araya I. 2019:43.
La potencial influencia política de las primeras damas es condicionada por el entorno político e institucional en el que se desempeñan. Factores institucionales tales como el presupuesto y las facultades de la oficina de la primera dama condicionan la autonomía institucional con la que cuentan. Asimismo, a pesar de que la oficina y el rol de la primera dama se ha vuelto más institucionalizado, su protagonismo y participación en política todavía depende de preferencias personales. Sin embargo, este tipo de condicionantes del entorno son comunes a todos los políticos.
La existencia de limitaciones y factores condicionantes, sin embargo, no afectan la contribución analítica de las tipologías propuestas. Creemos que el hecho de que aquellas primeras damas clasificadas como más influyentes en los gobiernos luego hayan sido las que se lanzaron en mayor proporción a competir en la arena electoral sugiere que las categorías reflejan adecuadamente la realidad.
Conclusión
Consideramos que la conceptualización de las primeras damas como actores de la élite política es el primer paso para responder otras preguntas importantes destinadas a dimensionar su involucramiento en política.
Las primeras damas deben ser consideran como miembros de la élite política y, por lo tanto, deben ser incluidas en los estudios sobre el poder ejecutivo y de élites. La agenda de investigación que se abre al conceptualizar a las primeras damas como miembros de la élite política permite complementar otras literaturas en la disciplina.
Bibliografía
Arana Araya, Ignacio, y Guerrero Valencia, Carolina. “When Do First Ladies Run for Office? Lessons from Latin America.” Bajo revisión.
Guerrero Valencia Carolina y Arana Araya, Ignacio (2019). Las primeras damas como miembros de la elite política. América Latina Hoy, 81, 31-49. doi: http://dx.doi.org/10.14201/alh2019813149
Guerrero Valencia Carolina y Arana Araya, Ignacio (2018). Mucho más que acompañantes: La irrupción electoral de las primeras damas latinoamericanas, 1990-2016, en Miranda Leibe, Lucia y Suárez-Cao, Julieta. Edit. (2018) “La política siempre ha sido cosa de mujeres: Elecciones y protagonistas en Chile y la región”. Santiago de Chile, FLACSO.