POSTS

Elecciones presidenciales en Argentina: competencia abierta en un contexto de crisis

Anabella Molina

 

El próximo domingo 30 de octubre, en Argentina se celebrarán las décimas elecciones presidenciales desde el retorno de la democracia en el año 1983. Probablemente sean también, junto con las que se produjeron en el año 2003, las que presenten un resultado más abierto. Esta nota presenta 6 elementos para entender estas elecciones presidenciales.

Una competencia a tres vueltas

 

Desde el año 2009 con la sanción de la reforma política, las elecciones presidenciales en Argentina constan de, al menos dos instancias, con posibilidad de una tercera: las elecciones primarias abiertas y obligatorias (PASO), las elecciones generales, y el ballotage. Las PASO son una instancia previa a las elecciones generales en la cual los precandidatos a presidente y vicepresidente de la nación y los frentes por los cuales se presentan deben superar el 1,5% de los votos válidos para estar habilitados para competir en las elecciones generales. Asimismo, abren la posibilidad de disputar una competencia al interior de un frente electoral. También se presentan como una suerte de encuestas oficiales en la cual los candidatos miden sus apoyos electorales antes de la elección general. El ballotage se produce en caso de que ningún candidato supere el 45% de los votos o el 40% con una diferencia superior al 10% respecto del segundo aspirante. Este escenario de varias instancias configura un largo proceso en el que sin embargo las etapas se vuelven dinámicas y cambiantes.

El 13 de agosto (fecha en la cual se realizarán las PASO) se presentarán 27 fórmulas presidenciales, el mayor número desde su implementación, correspondientes a 15 frentes electorales.  Seis de estos frentes diputarán candidaturas al interior de sus fuerzas. Sin embargo, detrás de esta dispersión de etiquetas se puede dilucidar un escenario algo más acotado.

Una interna determinante

 

Cinco frentes se presentan con posibilidades certeras de superar las PASO: Unión por la Patria, Juntos por el Cambio, La Libertad Avanza, Hacemos por Nuestro País, y el Frente de Izquierda y de los Trabajadores-Unidad (FIT-U). Sólo dos de estos presentan una competencia en su interior. Asimismo, en los primeros tres se encuentran los principales cuatro contendientes que encabezaran la competencia: Sergio Massa, Patricia Bullrich, Horacio Rodríguez Larreta y Javier Milei. Cabe remarcarse que sólo tres de estos candidatos competirán en las generales ya que Rodríguez Larreta y Bullrich disputan una única candidatura al interior de Juntos por el Cambio (JxC). Esta etiqueta es la heredera de la coalición de Cambiemos que llevó, en 2015 a Mauricio Macri a la presidencia. El resultado de esta contienda será determinante para definir la competencia electoral de octubre ya que, de acuerdo con una serie de encuestas que circula por los principales medios de comunicación argentinos, la sumatoria de intención de votos de ambos candidatos se sitúa en torno del 30% de los encuestados. Aunque hay una considerable divergencia entre estas respecto de quién encabeza la carrera, Patricia Bullrich se presenta ligeramente por arriba.

El otro frente que disputa una competencia en su interior es Unión por la Patria (UP), el nuevo nombre que tiene el Frente de Todos, cuyo candidato más competitivo es Sergio Massa. El actual ministro de economía, y uno de los tres pilares que constituyó el Frente que reunió- aunque de manera breve- al peronismo y llevó a la presidencia a Alberto Fernández en 2019, también disputará internas con Juan Grabois. Este dirigente es un referente de los movimientos sociales que representa sectores informales de la economía argentina, sectores juveniles y está también vinculado con el Papa. Este candidato expresa una voz de descontento dentro del oficialismo hacia la candidatura de Massa. Su imagen es la más desconocida de los hasta aquí mencionados para el amplio del electorado. La sumatoria de la intención de votos de los dos candidatos se sitúa, de acuerdo con las encuestas mencionadas, algo por debajo de la sumatoria de Juntos, con entre el 22 y el 30% de acuerdo con la fuente de consulta, pero con una consolidación mucho mayor de apoyo hacia el ministro de economía.

Establisment vs anti-establiment

 

En estos dos frentes encontramos las fuerzas tradicionales, la “continuidad” de la política partidaria argentina. Los dos candidatos de Juntos por el Cambio, y Sergio Massa por su parte, exhiben trayectorias de larga data en la política. Los tres ocuparon posiciones importantes en el nivel nacional o subnacional en distritos centrales. Sergio Massa además de ser el actual ministro de Economía, previamente ocupó la presidencia de la cámara baja, fue alcalde de un municipio importante de la provincia de Buenos Aires y jefe de gabinete del primer gobierno de Fernández de Kirchner. Patricia Bullrich fue, durante toda la presidencia de Macri, la ministra de Seguridad. También fue diputada nacional en cuatro períodos y ministra de Trabajo y Seguridad Social durante la presidencia de Fernando De la Rúa en los meses previos a la crisis del 2001. Horacio Rodríguez Larreta es el jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) desde el año 2015, siendo previamente el jefe de Gabinete del expresidente Macri, durante los dos mandatos que este ejerció su cargo actual.

En el tercer frente más competitivo, y siendo el único del podio que no presenta una competencia interna se encuentra Javier Milei. Con un discurso fuertemente crítico de la política partidista tradicional del modo que Schedler describió como “antiestablishment” (Schedler, 1998), adquirió visibilidad nacional durante la pandemia en 2020. Ese mismo año anunció su postulación como candidato a Diputado Nacional por la CABA, encabezando la lista “La libertad Avanza” (LLA). Con ella ingresó en 2021, quedando en tercer lugar con el 17% de los votos, sólo 8 puntos por debajo del 25% obtenido por la etiqueta del peronismo en el distrito.

Este admirador de Donald Trump, que representa la versión argentina del alt right (derecha alternativa) o derecha radical, desde comienzos de este año se posicionó como la tercera fuerza a nivel nacional en la competencia electoral, y representó también una preocupación por sus posibilidades de ingresar al ballotage, tanto para los líderes de los sectores oficialistas (UP) como para los líderes de los sectores de la oposición principal (JxC). Sin embargo, aunque algunas encuestas lo siguen posicionando en un tercer lugar con una magnitud similar a las de las otras dos fuerzas, otras muestran un descenso en torno del 20% del electorado. Asimismo, a nivel subnacional en dos provincias (La Rioja y la más populosa Tucumán), los candidatos que compitieron bajo su misma etiqueta sufrieron duros reveses electorales, obteniendo resultados inferiores al 5%.

Además, en las últimas semanas la organización partidaria de Milei enfrentó denuncias por parte de miembros recientes de su propia fuerza por la “venta de las candidaturas”, lo que implica que la organización cobraba elevados montos para aquellos que quisieran entrar en sus listas para competir por un cargo. Aunque sobre esta cuestión en Argentina no hay una legislación que lo prohíba explícitamente, es posible que estas denuncias hayan contribuido a un declive del potencial competitivo del candidato. Por último, un dato particularmente relevante respecto de Milei es el amplio apoyo que recibe desde los sectores juveniles, aunque con un apoyo considerablemente mayor de voto masculino, estos sectores fueron particularmente afectados por las consecuencias de la crisis económica.

EL mayor problema: la inflación

 

Para amplios sectores del electorado, así como también para medios nacionales e internacionales el mayor problema que enfrenta el país y que por lo tanto es también un eje ineludible en la campaña es la inflación. Con un índice interanual que supera el 115%, desde hace algunos meses, muchas decisiones de campaña y posicionamientos se toman al ritmo de los anuncios oficiales mensuales del índice. La propuesta de “Dolarización” del candidato de derecha radical, conceptos como el “bimonetarismo” y diagnósticos y recetas de todo tipo se presentan como los principales ejes en el debate público. Para los electores, de acuerdo con una de las encuestas mencionadas también es la principal preocupación. A ella le siguen, muy lejanamente: inseguridad, corrupción y pobreza.

Las (sub) representaciones en las fórmulas

 

En Argentina la carrera al ejecutivo se conforma de una fórmula electoral compuesta por los candidatos a presidente y vicepresidente de la nación. De las 27 fórmulas, 6 presentan candidatas a presidentas mujeres, 2 están entre las 5 más competitivas y sólo una, Patricia Bullrich tiene posibilidades concretas de entrar un probable ballotage. 11 candidatas integran la fórmula como vicepresidentas.

Otro aspecto relevante es el peso que representan en la contienda los candidatos de la CABA y la provincia de Buenos Aires. De las 7 fórmulas de las principales 5 fuerzas, todos los candidatos excepto Juan Schiaretti (Hacemos por Nuestro País) provienen de Buenos Aires. La vicepresidencia ha sido el lugar reservado para buscar la representación de otros distritos. En las fórmulas de JxC, los candidatos a vicepresidente son Gerardo Morales, el actual gobernador de Jujuy, una provincia del noroeste argentino, que acompaña a Larreta; y Luis Petri, quien fue precandidato a gobernador por la provincia de Mendoza y acompaña a Bullrich. Ambos son también miembros del partido histórico y actual minoritario de la coalición: Unión Cívica Radical (UCR). El candidato a vicepresidente de UP es Agustín Rossi, actual jefe de Gabinete de la Nación y antiguo dirigente de la provincia de Santa Fe.

Los dos ausentes

 

Finalmente, estas elecciones presentan también otra característica importante de destacar: son las primeras desde el año 2003 en las cuales no se presentan en la competencia Mauricio Macri ni Cristina Fernández de Kirchner. La política partidaria nacional en Argentina en los últimos 20 años estuvo vertebrada en torno de estos dos liderazgos. Aunque ambos conservan un peso importante en sus respectivos espacios, y se muestran en actos de campaña y en el debate público acompañando a los candidatos que apoyan: Bullrich en el caso de Macri, y Massa en el caso de Fernández, ambos candidatos tienen un peso propio en las estructuras partidarias y distan mucho de la figura del “delfín” que puede encontrarse en muchos casos entre los expresidentes y sus posibles sucesores en América Latina.

Referencias

Schedler, A. (1998). Los partidos antiestablishment político. Este País.

Ver: https://archivo.estepais.com/inicio/historicos/68/1_propuesta_partidos_andreas.pdf

This article presents the views of the author(s) and not necessarily those of the PEX-Network Editors.

Anabella Molina
Es licenciada en Ciencia Política, doctoranda en Ciencia Sociales y docente en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires y también magister en Ciencia Política por la Universidad Torcuato Di Tella. Es miembro de The Presidential Cabinets Project y la Red de Politólogas.<br />