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¿Qué nos muestra el equipo de transición de Bolsonaro sobre su futuro gobierno?

En el 28 de octubre de 2018 Brazil escogió a su nuevo presidente. Las elecciones fueron marcadas por un clima de grande polarización entre la extrema derecha y la izquierda y el resultado de las urnas dio la victoria al candidato del Partido Social Liberal (PSL), Jair Bolsonaro, de extrema derecha, quien obtuvo 55% de los votos válidos.

El período entre el final de las elecciones y el primer día del siguiente año, cuando será la toma de posesión del nuevo presidente, es caracterizado como un período de transición de gobierno. En este período el presidente electo tiene derecho a constituir un equipo de transición que lo auxilie para conocer el funcionamiento de los órganos y entidades de la Administración Pública y preparar los actos de iniciativa legislativa que serán editados luego en seguida a la toma de posesión.

En Brazil es la ley 10.609 de 2002 que garantiza este derecho al presidente electo. Junto con este derecho, están garantizadas infraestructura en Brasília para el equipo de transición, apoyo administrativo y acceso a los datos de los órganos y entidades gubernamentales. Los gastos del equipo de transición, que se refieren sobre todo al sueldo de los miembros, boletos de viaje y demás gastos administrativos, son pagados con el presupuesto de la Presidencia de la Republica.

El tamaño máximo del equipo de transición es de cincuenta miembros, o sea, el nuevo presidente tiene a su disposición cincuenta cargos especiales de transición gubernamental (CETGs) para ocupar de la manera que le resulte más conveniente. Sin embargo, de acuerdo con la ley, estos cargos tienen que ser extintos hasta diez días después de la toma de posesión. Suelen formar parte del equipo de transición los futuros ministros de Estado nombrados por el presidente.

A lo largo del més de noviembre el presidente electo, Jair Bolsonaro, divulgó los nombres de veinte ocho miembros del equipo de transición y de su coordinador general, así como los nombres de veinte miembros del primer escalón del futuro gobierno.

Durante el período de campaña, el presidente electo sostuvo que no nombraría ministros sobre la base de criterios políticos-partidarios, sino con base en sus competencias técnicas. Se realizado, eso representa una ruptura de paradigma en relación al modelo de composición ministerial basado en el reparto de portfolios y relaciones clientelistas (pork barrel) a cambio de apoyo en las Casas Legislativas vigente desde la redemocratización.

Considerando que las dificultades en el acceso y control de la información sobre las políticas enfrentadas por los presidentes brasileños surgen básicamente de la composición multipartidaria del gabinete, vale preguntarse: ¿Qué es lo que el equipo de transición de Jair Bolsonaro puede mostrarnos sobre su futuro gobierno?

Hasta el momento, el presidente electo definió a veinte miembros del primer escalón del gobierno. Entre los elegidos, varios poseen afiliación partidista, aunque Bolsonaro argumenta que la elección no se hizo sobre la base de criterio partidista. A diferencia de los gobiernos anteriores, Bolsonaro ha buscado la sugerencia de las bancadas temáticas presentes en las Casas Legislativas y no la indicación de las siglas partidistas. La futura ministra de agricultura es indicada del Frente Parlamentario de la Agricultura (bancada ruralista), el ministro de salud es indicado de los diputados vinculados al área de la salud privada, el ministro de educación es indicación del Frente Parlamentario Evangélico (bancada evangélica). Otros ministros, como el de la justicia, relaciones exteriores y transparencia, fiscalización y contraloría general de la Unión no poseen pertenencia partidista.

Bolsonaro parece inaugurar así un nuevo modelo de formación ministerial basado, sobre todo, en el diálogo y negociación con las bancadas temáticas de las Casas Legislativas en lugar del diálogo con los líderes partidistas. Si ese modelo funcionará, en lo que se refiere a la construcción de mayorías legislativas para la aprobación de proyectos de ley venidos del poder ejecutivo, es algo controvertido.

Desde el punto de vista de los problemas informacionales, el nuevo modelo de formación ministerial no parece ofrecer al futuro presidente sueño más tranquilo. El nombramiento de ministros con base en la indicación de las bancadas temáticas y en la competencia técnica, no hace el futuro gobierno inmune a las presiones y las negociaciones políticas y las pérdidas de agencia.

De hecho, como el presidente electo basó su campaña electoral en pautas ideológicas y los ministros escogidos, hasta el momento, convergen ideológicamente con el presidente, es improbable que el nuevo gobierno presente un gran conflicto de preferencias ideológicas como ocurrió en los gobiernos anteriores.

Sin embargo, es muy probable que el presidente electo enfrentará a problemas informacionales en cuestiones de orden pragmático y técnico. Como el presidente mismo admitió en varias entrevistas a lo largo de la campaña electoral, no posee dominio de áreas técnicas – economía, justicia, fiscalización, etc. Sin embargo, él es el presidente y el poder de su función reside justamente en tomar decisiones en áreas donde no tiene dominio.

Si el nuevo presidente tomará decisiones basándose únicamente en las informaciones que sus ministros técnicos le repasan o si contará con un equipo de asesores personales encargado de proporcionar informaciones complementarias o divergentes de las presentadas por los ministros, todavía es una incógnita. El hecho es que, por venir de un partido con poca expresión, plataforma electoral vacía y estructura débil, el nuevo presidente no encontrará en los cuadros de su partido el apoyo necesario para enfrentar los problemas informacionales que surgen en el proceso de toma de decisión.

Las estrategias seguidas por los gobiernos anteriores para lidiar con problemas informacionales fueron, sobre todo, el fortalecimiento de la estructura de la Presidencia de la República, la creación de estructuras de asesoramiento subordinadas directamente al presidente, orientadas a la recolección, sistematización y suministro de informaciones y compuestas por ministros, sociedad civil y, en algunos casos, representantes de los gobiernos estatales.

La forma cómo Bolsonaro lidiará con los problemas informacionales que surgen en el proceso de toma de decisiones sigue siendo una incógnita. Lo que sabemos es que el general Augusto Heleno, indicado para dirigir el Gabinete de Seguridad Institucional de la Presidencia, actuará también como consejero del nuevo presidente y mediador de las relaciones entre los ministros, según declaración del próprio Bolsonaro.

A su vez, el perfil de los miembros del equipo de transición lleva a creer que Bolsonaro adoptará como estrategia para lidiar con problemas informacionales un estilo de asesoramiento personal, poco institucionalizado, caracterizado por asesores familiares o vinculados a otros partidos, con pocas experiencias en el poder ejecutivo y vinculados a pocas áreas temáticas. Si así es, todo indica que el nuevo presidente tendrá fuentes de información poco diversificadas, lo que representa grandes posibilidades de ponerlo frente a dificultades informacionales.

 

 

Aglaé Isadora Tumelero – Is a MA student in the Political Science at the Minas Gerais University(UFMG). Her research interests include the executive branch, the institutional presidency, the advisory network and comparative politics.

This article presents the views of the author(s) and not necessarily those of the PEX-Network Editors.